Frases de Seneca


Para ser feliz hay que vivir en guerra con las propias pasiones y en paz con las de los demás.

Los hombres aman sus vicios y al mismo tiempo los odian.

El favor consiste no en lo que se hace o se da, sino en el ánimo con que se da o se hace.

Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros opinen de ti.

Cuando el sol se eclipsa para desaparecer se ve mejor su grandeza.

Engaño hay cuando se concede lo que primero se negó.

La felicidad no mira de dónde nace, sino adónde puede llegar.

Hay ciertas cosas que para hacerlas bien no basta haberlas aprendido.

No existe ningún gran genio sin un toque de demencia.

No os espante el dolor; o tendrá fin o acabará con vosotros.

La sencillez y claridad distinguen el lenguaje del hombre de bien.

Muchos abrían podido llegar a la sabiduría si no se hubiesen creído demasiado sabios.

El peor enemigo es el traidor.

Necesarios son nuevos favores de la fortuna para conservar la felicidad.

Solamente pueden consolar al triste la razón y el trabajo honesto.

La confianza produce muchas veces la lealtad.

Amor por nuestra voluntad se toma, mas no por voluntad nuestra se deja.

Los vicios que se manifiestan son los más ligeros: los peligrosos son aquellos que se esconden bajo la virtud.

Incierto es el lugar en donde la muerte te espera; espérela, pues, en todo lugar.

No es porque las cosas sean difíciles por lo que no nos atrevemos; sino que por no atrevernos ellas se hacen arduas.