Me he dado cuenta que a menudo, los corazones de los hombres no son tan malos como sus actos, y casi nunca como la maldad de sus palabras.
J. R. R. Tolkien
¡fragilidad, tienes nombre de mujer!.
La mentira y la verdad no pueden vivir en paz.
Lo que seduce nunca suele estar donde se piensa.
Si no puedes ser lo que eres, sé con sinceridad lo que puedas.