Es feliz el que soñando, muere. Desgraciado el que muera sin soñar.
Rosalia De Castro
¿Cuál será la diferencia entre tener paciencia para nada y perder el tiempo?.
La meditación persistente sugiere siempre argumentos contra las decisiones; la profunda reflexión acaba a menudo en inercia.
En casa chica y en largo camino se conoce al buen amigo.
Antes, ser adolescente era un momento de no identidad. Pero desde los sesenta la juventud es un grado. La corbata se convirtió en anatema; el sostén, en mordaza.