Las enemistades ocultas y silenciosas, son peores que las abiertas y declaradas.
Cicerón
El destino, el azar, los dioses, no suelen mandar grandes emisarios en caballo blanco, ni en el correo del Zar. El destino, en todas sus versiones, utiliza siempre heraldos humildes.
La sociedad es un manicomio cuyos guardianes son los funcionarios de policía.
Nada tan peligroso como un buen consejo acompañado de un mal ejemplo.
Saber para prever, a fin de poder.