Era un poeta de la luz. Pasaba las horas mirando una copa de árbol, un río, un rostro, una calle y sentía el placer imborrable de quien sueña con un hombre y una mujer y amanece en la vida.
José Barroeta
Una posición eminente sin nobleza de carácter, culto sin veneración, prácticas funerarias sin sincero dolor: he aquí situaciones que no soporto.
Al comienzo fueron vicios, hoy son costumbres.
Lo menos que podemos hacer, en servicio de algo, es comprenderlo.
Mi vida no es teorías y fórmulas. Es instinto y sentido común.