No se pueden alimentar hambrientos con estadísticas.
David Lloyd George
Los satisfechos, los felices, no aman; se duermen en la costumbre.
Para enseñar a los demás, primero has de hacer tú algo muy duro: has de enderezarte a ti mismo.
Saber y saberlo demostrar es valer dos veces.
No hay cosa más incierta que el numero de años de las señoras que se dicen de cierta edad.