Los satisfechos, los felices, no aman; se duermen en la costumbre.
Miguel de Unamuno
Para enseñar a los demás, primero has de hacer tú algo muy duro: has de enderezarte a ti mismo.
Saber y saberlo demostrar es valer dos veces.
No hay cosa más incierta que el numero de años de las señoras que se dicen de cierta edad.
Solo la incertidumbre mata los celos.