Los peores miedos no son los que te espantan, ni los que te paralizan, ni siquiera los que te desestructuran…
Los peores miedos son los que te obligan a vivir, a funcionar, a seguir sin cambiar el paso, sin acelerar la respiración, como si nada estuviera pasando… aún teniéndolos al frente. Aún mirándoles fijo a los ojos.
Sin que nadie se de cuenta.
EuB