Las apuestas y los pactos se hacen con los ángeles. O con los demonios.
Paulo Coelho
El viejo tiene la muerte ante sus ojos, el joven a su espalda.
Yo solo creería en un Dios que supiera bailar.
Las espadas y lanzas por sí mismas son inofensivas; el que por sí mismo es apacible y sin maldad alguna, se volverá feroz y terrible a causa de las malas compañías.
Lo único que deseo es un cuarto en alguna parte, lejos del aire frío de la noche. Con una silla enorme, chocolate y una estufa a leña.