Rezar, dejar sencillamente fluir mi tristeza. No sé cuantas cosas se amontonaron en mi soledad.
Ricardo Güiraldes
Nunca una mujer es demasiado rica ni demasiado delgada.
Son carreras de autos, no de hombres
Hay dos momentos hermosos en la vida: el momento en que uno se separa de una persona que aborrece, y el momento en que vuelve a unirse con otra persona que quiere.
Cuando cometo alguna tropelía siempre encuentro algún idiota dispuesto a justificarlo en Derecho.