La vida es una enfermedad; el mundo un gran hospital, y la muerte, el médico que nos cuida a todos
Heinrich Heine
¡Cuan hermosas son aquellas fiestas que para siempre se celebran en la curia celestial!
Cuando el pueblo de Dios tiene problemas, él les envía un líder.
Eso ni me lo planteo. Allí siempre está el mismo polvo.
No sé cuál será su destino, pero hay algo que sí sé: los únicos entre ustedes que serán realmente felices son los que han buscado y encontrado el modo de servir.