Donde se quiere a los libros también se quiere a los hombres.
Heinrich Heine
Somos dos niños que a la vida echaron. Muchacha -niña-, empieza a caminar.
Oh, esos pobres pícaros que están en las grandes ciudades de la política mundial, hombres jóvenes, dotados, torturados por la ambición, que consideran su deber decir su palabra acerca de todos lo...
Ningún hombre que ha vivido sabe del más allá... más que usted y yo; y toda religión... surge simplemente del subterfugio, el miedo, la codicia, la imaginación y la poesía.
No me pidas que no sea un inconsciente, si no dejo de quererte.