Ya osan ser libres los armados brazos y ya rompen la bárbara coyunda, y con júbilo a ti, todos ¡oh muerte! y a ti, divina libertad, saludan
José de Espronceda
La apariencia posee la plenitud de la realidad, pero solo en cuanto apariencia. En cuanto cosa distinta de apariencia, es error.
La inteligencia militar es una contradicción en sus términos.
Las leyes no son crueles ni suaves; son inmutables, y, como tales, previsibles, cuadros fijos en cuyo interior incumbe al hombre diseñar lo mejor que sepa su destino.
Hoy no interesa progresar, sino tener éxito. No espero encontrar al hombre perfecto. Me contentaría con hallar a un hombre de principios. Pero es difícil tener principios en estos tiempos en que la...