El que manda, no se equivoca, y si se equivoca, vuelve a mandar.
Refrán
La lengua es una razón humana que tiene sus razones y que el hombre no conoce.
Nuestro sistema es la medida del absurdo, ya que tratamos al delincuente a la vez como un chico, de modo de tener derecho a castigarlo, y como un adulto, para poder negarle consuelo.
Nunca amarga el manjar por mucho azúcar echar.
Cosas fingidas pronto vuelven a su natural.