Pedro Calderón De La Barca: ¡qué presto se consolaron, l...

¡qué presto se consolaron, los vivos de quien murió¡, y más cuando el tal difunto, mucha hacienda les dejó.
Pedro Calderón De La Barca
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El hombre está hecho para el trabajo y el ave para volar.

Ante el crisantemo blanco Las tijeras Dudan un instante.

Toda guerra se inicia con los pretextos más nimios, se continúa por motivos de peso y se concluye con las excusas más falaces.

Toda la tierra está al alcance del sabio, ya que la patria de un alma elevada es el universo.