¡Qué extraño es vagar en la niebla! Ningún hombre conoce al otro.
Hermann Hesse
Al amigo que en apuro está, no mañana, sino ya.
El amor de mi hombre no querrá rotularme y etiquetarme, me dará aire, espacio, alimento para crecer y ser mejor, como una revolución que hace de cada día el comienzo de una nueva victoria.
Para dos intuitivos el lenguaje es un obstáculo, un burdo impedimento.
Pero llamarle juego, ¿no es limitarle injuriosamente? ¿No es también una ciencia, un arte algo sutil que está suspendido entre uno y otro jugador, como el féretro de mahoma entre el cielo y la ti...