No quiere el enfermo médico elocuente, sino que le sane.
Séneca
Es maravilloso escuchar el silencio del hombre.
Es un principio indiscutible que para saber mandar bien, es preciso saber obedecer.
El enamorado es el camarada del alma.
Inventar las cosas sencillamente con la precisión y la lealtad de la inmediatez de la infancia.