La religión no admite, no puede admitir, un hombre libre. Solamente acepta el homenaje de los postrados, y desprecia las ofrendas de los que se alzan erguidos.
Robert Ingersoll
El hombre es el fruto de lo eterno.
Podríais enterrarme en la voz de cualquier niño si tiene los pies descalzos y ha visto los volcanes.
Nuestras ilusiones no tienen límites, probamos mil veces la amargura del cáliz y, sin embargo, volvemos a arrimar nuestros labios a su borde.
La miseria seca el alma y los ojos además.