Las promesas son olvidadas por los príncipes, nunca por el pueblo.
Giuseppe Mazzini
No se hace buena literatura con buenas intenciones ni con buenos sentimientos.
El mejor predicador es el tiempo, que nos hace llegar a tener aquellos mismos pensamientos que las personas de más edad trataron ante en vano de meternos en la cabeza.
Una guerra nunca resuelve problema alguno. No hace sino plantear otros nuevos.
El deber ha de cumplirse sencilla y naturalmente.