Los mejores hombres son los de pocas palabras.
William Shakespeare
Un compañero alegre te sirve casi de vehículo durante el viaje.
Si alguien ama a una flor de la que solo existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas, es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Allá donde esté, en un paraíso maravilloso, solo le faltará una cosa. . . Tú.