Poemas gustave flaubert. Encuentra docenas de poemas gustave flaubert con fotos para copiar y compartir.
En cuanto al recuerdo de Rodolphe, había descendido a lo más recóndito de su corazón, y allí permanecía, inmóvil y solemne, como momia regia en su subterráneo. De aquel gran amor embalsamado s...
No debe llorarse más muerte que la de los hombres felices, es decir, de muy pocas personas.
Volvía a sentir los latidos de su corazón y la sangre circulando por dentro de su carne como si fuera un río de leche.
No son las grandes desgracias las que crean la desgracia, ni las grandes felicidades las que hacen la felicidad, sino el tejido fino e imperceptible de mil circunstancias banales, de mil detalles tenu...
¿Me comprenderás hasta el final, soportarás el peso de mi tedio, mis manías, mis caprichos, mis desánimos y mis coléricas mudanzas?
Amémonos en el arte como los místicos se aman en Dios, y que todo palidezca frente a ese gran amor
Siempre he intentado vivir en una torre de marfil, pero una marea de mierda no deja de golpear sus muros y amenaza con tirarla abajo
Es la hora en que me quedo solo y, mientras los demás duermen, abro el cajón donde guardo mis tesoros. Contemplo tus zapatillas, el pañuelo, tus cabellos, el retrato, releo tus cartas y aspiro tu p...
Un hombre que juzga a otro hombre es un espectáculo que me haría estallar de risa, si no me diese piedad.
Cada día me doy cuenta de lo poco que tengo, y la profundidad de mi vacío no iguala sino la paciencia que dedico a contemplarlo.
El deber no es otro que sentir lo grande, adorar lo bello y no aceptar, con las ignominias que nos imponen, todos los convencionalismos sociales.
Y al caer como un vestido el encanto de la novedad, dejaba al desnudo la eterna monotonía de la pasión que tiene siempre las mismas formas y el mismo lenguaje.
Cuando uno vale algo, buscar el éxito es estropearse sin motivo, y buscar la gloria es quizá perderse completamente.
Mi madre me esperaba en la estación. Lloró al verme regresar. Tú lloraste al verme partir. ¡Tan miserable es nuestra condición que no podemos desplazarnos de un lugar a otro sin que cueste lágri...
Lo que me sorprende es que, debajo de esas críticas se note un odio contra mí, contra mi persona, un prejuicio denigrador.
Por muy uniforme que sea tu vida por lo menos tienes algo que contarme. Pero la mía es un lago, un estanque quieto donde nada se mueve, en donde nada sobresale. Cada día que pasa se parece al anteri...
Temo ser frío, seco, egoísta, y Dios sabe bien, sin embargo, lo que sucede en estos momentos dentro de mí.
Te complaces en el sublime egoísmo de tu amor, con la hipótesis de que pudiera nacernos un hijo. Lo deseas, confiésalo; lo anhelas como un lazo más que nos uniría, como un contrato fatal que atar...
El hecho de denigrar a los seres queridos es algo que siempre nos aparta un poco de ellos.
Más que galopar, Pegaso suele ir al paso. Todo el talento consiste en tomar el ritmo que uno quiere.
Si no me quisieras, me moriría; como me quieres, aquí estoy, escribiéndote que te detengas. Mi propia estupidez me da asco.
El libertino más ramplón ha soñado alguna vez con sultanas, y todos los notarios llevan dentro de sí las ruinas de un poeta
No he recibido del cielo un temperamento optimista. Nadie percibe en mayor grado que yo lo miserable que es la condición de la vida. No creo en nada, ni en mí siquiera, lo que no es corriente.
Las mujeres, que han amado tanto, no conocen el amor, por haber estado demasiado ocupadas con él; no tienen un apetito desinteresado por lo Bello.
No hay un cretino que no haya soñado ser un gran hombre, ni un burro que, al contemplarse en el arroyo junto al que pasaba, no se mirara con placer, encontrándose aires de caballo.
Yo me río de todo, hasta de lo que más me agrada. No existen cosas, hechos, sentimientos o personas por los que no haya pasado inocentemente mi bufonería, como un rodillo de hierro de esos para dar...
Uno tiene que ser muy ordenado y burgués en la vida privada para poder ser loco e inventivo en la vida creativa.
No hay que pedir naranjas a los manzanos, ni amor a la mujer, ni felicidad a la vida
No sientes esas náuseas de tedio que impulsan a desear la muerte. No llevas dentro del ti el aburrimiento de vivir, ¡palabra que habría que escribir como veinte H aspiradas para darle toda su inten...
Yo soy un arabesco de marquetería; hay trozos de marfil, de oro y de hierro; los hay de cartón pintado; los hay de diamante; los hay de hoja de lata.
¡Prefiero no tener descendencia! Mi oscuro apellido se apagará conmigo y el mundo seguirá su camino igual que si dejara algún descendiente ilustre. Me gusta la idea de la nada absoluta. Axioma: es...
Me detesto y me acuso por esa demencia de orgullo que me hace jadear en pos de la quimera. Un cuarto de hora después, todo ha cambiado; el corazón me late de alegría.
Quisiera mandarte únicamente palabras dulces y tiernas, de esas suaves como un beso que algunos saben decir pero que, en mi caso, se quedan en el fondo del corazón y expiran al llegar a los labios. ...
El amor, después de todo, no es sino una curiosidad superior, un apetito de lo desconocido que te empuja a la tormenta, a pecho abierto y con la cabeza adelante.
La naturaleza exterior nos avergüenza: es de una serenidad desoladora para nuestro orgullo.
La comicidad llegada al extremo, la comicidad que no hace reír, el lirismo en la broma es para mí lo que más me seduce como escritor.
Era la enamorada de todas las novelas, la heroína de todos los dramas, el vago ?ella? de todos los volúmenes de versos. Encontraba en sus hombros el color ambarino de la odalisca en el baño, tenía...
La felicidad es como la sífilis. Si la contraes demasiado pronto te echa a perder la constitución.
De todas las borrascas que caen sobre el amor, ninguna lo enfría y lo desarraiga tanto como las peticiones de dinero.
El autor debe estar en su libro como Dios en su universo, presente en todas partes, pero siempre invisible.