Refran en boca cerrada no entran moscas ( 37 )
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A quien feo ama, hermoso le parece.
La habilidad del artífice se conoce en su obra.
Para el mozo, moza hermosa. Para la moza, mozo gracioso.
Entre salud y dinero, salud primero.
El pez que busca anzuelo, busca su duelo.
La malicia de los unos nace de la estupidez de los otros.
De ruin madera no harás buena mesa.
Oír, ver y callar, son cosas de gran preciar.
Al amigo reconciliado, con un ojo abierto y el otro cerrado.
El bebedor fino, a sorbitos bebe el vino.
El cebo es el que engaña, que no la caña.
A casa vieja puertas nuevas.
A su amigo, el gato le deja siempre señalado.
Las leyes callan cuando hablan las armas.
Yo te hice y tú me enseñas.
Espera que llene la mar para entrar en la canal.
El que paga mal, paga dos veces.
Hablando se saben las cosas, callando se ignoran.
A la mar madera y a la tierra huesos.
Hasta una hormiga muerde si la hostigas.
No hay peor lucha que la que no se hace.
El que demonios da, diablos recibe.
Justicia es agravio cuando no la aplica el sabio.
Lengua de mal amigo, más afilada que un cuchillo.
Cuando pases por la tierra de los tuertos, cierra un ojo.
El empezar es el comienzo del acabar.
A quien me diga que nunca mintió, que al decirlo miente lo digo yo.
A veces el remedio es peor que la enfermedad.
A las mujeres y a los charcos no hay que andarles con rodeos.
Echar confites a un cochino, es desatino.
El hombre no ha de ser de dichos, sino de hechos.
A cartas, cartas, y a palabras, palabras.
Reniego del amigo que cubre con las alas y muerde con el pico.
Lágrimas con pan, pronto se secarán.
Quien en ti se fía, no le engañes.
A los curas caso omiso, y para mí un buen piso.
Mal lo pasa quien con un vago se casa.
Es costumbre de villanos tirar la piedra y esconder la mano.
A cena de vino, desayuno de agua.
No hay atajo sin trabajo.
