Refran en boca cerrada no entran moscas ( 38 )
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Nadie diga "de esta agua no beberé".
Loca es la oveja que al lobo se confiesa.
Ojos que no ven, corazón que no siente.
El que poco pide, poco merece.
Casa sin mujer no es lo que debe ser.
Como es la mujer, así es la casa.
No está en mano de piloto que deje el viento su soplo.
Quien el tiempo se expone a predecir, se expone a mentir.
El que ambiciona lo ajeno, pronto pierde lo propio.
Madrid, nueve meses de invierno, y tres de infierno.
Donde entra el aire y el sol, no entra el doctor.
La pobreza es dura carga, pero hace callo a la larga.
Échate a enfermar y verás quien te quiere bien o quien te quiere mal.
Caballo sin espuela, barco sin remos ni vela.
Quien bien ata, bien desata.
Las palabras se las lleva el viento.
Una mujer es como un puro: hay que encenderla a menudo.
Debajo de la mata florida, está la culebra escondida.
Tanto quiso el diablo a sus hijos, que les sacó los ojos.
Premio del trabajo justo, son honra, provecho y gusto.
Quien no sabe de abuelo, no sabe de bueno.
A buen sueño no hay mala cama.
Nunca es tarde para bien hacer; haz hoy lo que no hiciste ayer.
Si vives alegre, rico eres.
Madre que no cría, no es madre, sino tía.
Más hace el lobo callando que el perro ladrando.
La salud no tiene precio, y el que la arriesga es un necio.
Una abeja no hace colmena.
Hombre bondadoso, nunca envidioso.
Deja la cama al ser de día y vivirás con alegría.
El hacer bien a un bellaco es guardar agua en un saco.
Amigo sin dinero, eso quiero; que dinero sin amigo, a veces no vale un higo.
El que a los suyos menosprecia, a sí mismo se desprecia.
El necio cree que todo lo sabe.
Si miras mucho atrás, a ninguna parte llegarás.
Flores pintadas, no huelen a nada.
A cautela, cautela y media.
El rosario en el cuello, y el diablo en el cuerpo.
No es oro todo lo que reluce.
Una sola mano no aplaude.
