Colección de jose
La anarquÃa es la muerte de la libertad.
Conde de la GueronnierePrometemos decir siempre la verdad, ver las cosas tal y como son y enunciarlas tal y como son; encontrar la verdad, decir la verdad y vivir con la verdad.
Richard BachUn hombre que se decide a hacer algo sin pensar en otra cosa, supera todos los obstáculos.
Giacomo CasanovaLas leyes de la herencia son un fenómeno maravilloso que nos exime de la responsabilidad de nuestras deficiencias.
Doug LarsonUn poema comienza en deleite y termina en sabidurÃa.
Robert Lee FrostEl mejor amigo de una mujer es un buen cuchillo.
Lord ChesterfieldDeben tratarse, sobre todo, de asegurar a las mujeres contra las malas indicaciones, aún las más ligeras; si las mujeres no estuvieran vigiladas harÃan la desgracia de dos familias.
Lewis CarrolNada vale la pena de ser encontrado sino lo que jamás ha existido aún.
Pierre Teilhard de ChardinPescador de Luna
Cuando me mira los faroles rojos
en la orilla del mar,
mi pescador, el de profundos ojos,
pone sus negras redes a pescar.
( El mar ante la noche se ilumina,
y sus olas doradas, al nacer,
florecen como un ansia repentina
en ojos de mujer. )
Pez de luna bruñida no se pesca,
pescador.
Agua del golfo, la ondulada y fresca,
deja que riegue la orilla con amor.
No persigas la forma del lucero,
que ni el agua dormida la dará;
si él, como un sonámbulo viajero,
sólo viene y se va.
Que, pobres, las corrientes y la charca
encierran ilusión,
y ajenos al peligro de tu barca
vienen sueños de luz al corazón.
Con los ojos, ya tÃmidos, escarbas
en los mares rebeldes a cincel,
y puede correr llanto por tus barbas
de serpientes de miel.
El agua misma, la ondulada y fresca,
ponga un poco de sol en tu dolor.
¡Pez de luna bruñida no se pesca,
pescador!
Hablen, Tienen Tres Minutos
Hablen, tiene tres minutos
De vuelta del paseo
donde junté una florecita para tenerte
entre mis dedos un momento,
y bebà una botellas de Beaujolais,
para bajar al pozo donde bailaba un oso luna,
en la penumbra dorada de la lámpara
cuelgo mi piel y sé que estaré solo en la ciudad
más poblada del mundo.
Excusarás este balance histérico,
entre fuga a la rata y queja de morfina,
teniendo en cuenta que hace frÃo,
llueve sobre mi taza de café,
y en cada medialuna
la humedad alisa sus patitas de esponja.
Máxime sabiendo que pienso en ti obstinadamente,
como una ciega máquina, como la cifra que repite
interminablemente el gongo de la fiebre
el loco que cobija su paloma en la mano,
acariciándola hora a hora
hasta mezclar los dedos y las plumas
en una sola miga de ternura.
Creo que sospecharás esto que ocurre,
como yo te presiento a la distancia en tu ciudad,
volviendo del paseo donde quizá juntases
la misma florecita, un poco por botánica,
un poco porque aquÃ,
porque es preciso
que no estemos tan solos,
que nos demos un pétalo,
aunque sea un pasito, una pelusa.
Aquel que no odia nada de lo que vive y vive benevolente y compasivo, exento de egoÃsmos y arrogancias, inconmovible ante el bien y el mal, a ése bien lo amo.
Magdalena MartÃnezLa vida de los hombres no siempre es un libro bien paginado y encuadernado. A veces la infancia y la adolescencia vienen cuando deberÃan haberse ido.
JL Martin DescalzoHay dos clases de peatones: los rápidos y los muertos.
Lord ChesterfieldNinguno diga: Dispongo solo de un talento, no puedo lograr nada. También con un solo talento puedes obrar de modo meritorio.
Francisco de SalesEl amor que dejaste en mi corazón me ayudará a encontrarte.
PacoyoLas mujeres llaman arrepentimiento al recuerdo de sus faltas; pero, sobre todo, al sentimiento de no poder cometerlas de nuevo.
Jeanne Antoinette PoissonEscrito Con Tiza
Uno le dice a Cero que la nada existe
Cero replica que uno tampoco existe
porque el amor nos da la misma naturaleza
Cero mas Unos somos Dos le dice
y se van por el pizarrón tomados de la mano
Dos se besan debajo de los pupitres
Dos son Uno cerca del borrador agazapado
y Uno es Cero mi vida
Detrás de todo gran amor la nada acecha.
Muerte Del Olvido
Se me murió el olvido
de repente.
Inesperada-
mente,
se le borraron las palabras
y fue desvaneciéndose
en el viento.
En busca suya el corazón tocaba
todas las puertas.
Nadie. Nada.
Y allà donde estuviera se instaló
de nuevo,
el doloroso amor,
el implacable,
interminable-
mente.
La enfermedad es una experiencia de la llamada mente mortal. Es miedo que se manifiesta en el cuerpo.
Martin Luther King