Amado nervo alma america ( 2 )
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La gente cortesana suele ser dura con sus inferiores, porque instintivamente ejerce represalias de las humillaciones perpetuas a que se ve sometida en los palacios.

Todas las cosas llegan, le hacen a uno daño y se van.

Los cantos y los vuelos invaden la extensión, y están de fiesta cielos y tierra... y corazón

Siempre son dignos de recibo los bienes en los que creemos firmemente.

No os fiéis de quienes dicen que no creen en nada; o son unos pobres de espÃritu, o seres incapaces de una sola noble acción

Veo al final de mi rudo camino, que yo fui el arquitecto de mi propio destino

Resuenan voces puras que cantan en tropel: Hosanna en las alturas al Justo de Israel! ¡Pastores, en bandada venid, venid, a ver la anunciada Flor de David!

El dÃa es de los hombres; mas la noche, de los dioses, decÃan los antiguos

Siempre que haya un vacÃo en tu vida, llénalo de amor.
Con la mitad de un periódico hice un buque de papel y en la fuente de mi casa va navegando muy bien. Mi hermana con su abanico sopla que sopla sobre él. ¡Muy buen viaje, muy buen viaje, buquecito d...

Desciende al nivel de tu interlocutor, para no humillarle o desorientarle

Esperanza, nodriza de los tristes

Tuve miedo de amar con locura, de abrir mis heridas, que suelen sangrar, ¡y no obstante toda mi sed de ternura, cerrando los ojos, la dejé pasar!

El proverbio persa dijo: no hieras a una mujer ni con el pétalo de una rosa; más yo te digo: no la hieras ni con el pensamiento.

El hombre, desde que nace hasta que muere, es una máquina de romper juguetes

La luz del cielo baja, el Cristo nació ya, y en un nido de paja cual pajarillo está. El niño está friolento. ¡Oh noble buey, arropa con tu aliento al Niño Rey!

La conciencia del ridÃculo suele ser más molesta que la conciencia del pecado

La libertad suele ir vestida de harapos; pero aun asÃ, es muy bella, más bella que todas las libreas de oro y plata

La cortesÃa es el más exquisito perfume de la vida, y tiene tal nobleza y generosidad que todos la podemos dar, aún aquellos que nada poseen en el mundo.
Dios mÃo, yo te ofrezco mi dolor: ¡Es todo lo que puedo ofrecerte! Tú me diste un amor, un solo amor, ¡un gran amor!Me lo robó la muerte...y no me queda más que mi dolor. Acéptalo, Señor; ¡Es...

Vale más errar creyendo, que errar dudando

Te odio con el odio de la ilusión marchita
¿Versos autobiográficos ? Ahà están mis canciones, allà están mis poemas: yo, como las naciones venturosas, y a ejemplo de la mujer honrada, no tengo historia: nunca me ha sucedido nada, ¡oh, n...

El que quiere, perdona más

Pastores y pastoras, abierto está el edén. ¿No oÃs voces sonoras? Jesús nació en Belén

Muchas veces, en muchos casos, es una gran piedad no dar esperanzas

No turbes, pues, mi paz con tus discursos, amigo: mucho sabes; pero mi sueño sabe más... ¡Aléjate! No quiero gloria ni heredad ninguna: yo lo que tengo, amigo, es un profundo deseo de dormir

La felicidad es como las neblinas ligeras: cuando estamos dentro de ellas, no las vemos
¡Qué importan males o bienes! Para mà todos son bienes. El rosal no tiene espinas: para mà solo da rosas. ¿Rosas de Pasión? ¡Qué importa! Rosas de celeste esencia, purpúreas como la sangre qu...

La caridad de los ricos no es más que una forma de remordimiento

OÃr con paciencia es a veces mayor caridad que dar. Muchos infelices se van más encantados de la atención con que escuchamos el relato de sus penas, que de nuestro óbolo

En los ojos de una bella hay más de un misterio; hay dos: el dulce misterio de ella y el gran misterio de Dios.

La ausencia es un ingrediente que le devuelve al amor el gusto que la costumbre le hizo perder.

La fortuna es como la policÃa: siempre llega tarde.

Ama como puedas, ama a quien puedas, ama todo lo que puedas... pero ama siempre.

La vida es un relámpago entre dos largas noches

Lo que nos hace sufrir nunca es una tonterÃa, puesto que nos hace sufrir

Todo hombre es como un cheque en blanco firmado por Dios. Nosotros mismos escribimos en él la cifra de su valor con nuestro merecimiento

En vano busco en los hondos escondrijos de mi ser para encontrar algún odio: nadie puede herirme ya sino de piedad y amor. Todos son yo, yo soy todos, ¡oh Cristo!

La condición por excelencia de la felicidad es no pensar en ella