Frases de Adolfo Bioy Casares ( 2 )
Qué solos quedan los muertos.
Mi desvelo fue siempre persuadir a la mujer de que no la engaño. A esta no podré persuadirla jamás de que no la quiero
Creyó por primera vez entender porqué se decía que la vida es sueño: si uno vive bastante, los hechos de su vida, como los de un sueño, su vuelven incomunicables porque a nadie interesan.
La gente fuerte se abre camino sola. De joven yo no me sentía solidario con los jóvenes; la juventud no era una categoría que me interesara (sí la inteligencia, la iniciativa, la belleza). Los otr...
La adolescencia fue para mí una verdadera iniciación en derrotas.
No me gusta nada la idea de morir. Si pudiera vivir quinientos años aceptaría y pediría: ¿No puede darme unos más?.
Toda máquina está en proceso de extinción.
La vida es difícil. Para estar en paz con uno mismo hay que decir la verdad. Para estar en paz con el prójimo hay que mentir.
... yo quería arremeter contra la vanidad, porque había descubierto que es incompatible con la dicha.
El lujo es vulgaridad.
El mundo atribuye sus infortunios a las conspiraciones y maquinaciones de grandes malvados. Entiendo que se subestima la estupidez.
En los momentos más terribles de la vida solemos caer en una suerte de irresponsabilidad protectora y en vez de pensar en lo que nos ocurre dirigimos la atención a trivialidades.
Lloré durante el sueño y desperté con una inconsolable desesperanza porque Faustine no estaba y con llorado consuelo porque nos habíamos querido sin disimulo.
El profesor odiaba a la gente que dormía hasta tarde, pero no quería despertar a Valeria.
En infinitos mundos mi situación será la misma, pero tal vez la causa de mi encierro gradualmente pierda su nobleza, hasta ser sórdida, y quizá mis líneas tengan, en otros mundos, la innegable su...
El miedo lo vuelve a uno supersticioso.
¿No es lo mismo que suceda lo que deseamos, que desear lo que suceda? Lo que importa es que nuestra voluntad y los sucesos estén de acuerdo.