El que dice una mentira no se da cuenta del trabajo que emprende, pues tiene que inventar otras mil para sostener la primera.
En la sombra, lejos de la luz del día, la melancolía suspira sobre la cama triste, el dolor a su lado, y la migraña en su cabeza.
No hay cristales de más aumento que los propios ojos del hombre cuando miran su propia persona.
Ocurre con la gente de mente pequeña lo mismo que con las botellas de cuello estrecho. Cuanto menos contiene, más ruido hacen al vaciarlas.
El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera.
Algunas personas nunca aprenden nada, porque todo lo comprenden demasiado pronto.
Si el carácter de un hombre es ser abusado no hay nadie como un familiar para hacer el negocio.
Los necios admiran, los sensatos aprueban.
Las palabras son como las hojas; cuando abundan, poco fruto hay entre ellas.
Un partido es la locura de muchos en beneficio de unos pocos.
Equivocarse es humano y perdonar es divino.
Toda la naturaleza es como un arte desconocido del hombre.
¿Quién decide cuando los médicos no están de acuerdo?
El pueblo es una fiera de múltiples cabezas.
Bienaventurado el que nada espera, porque nunca sufrirá desengaños.
Airarse es vengar las faltas ajenas en nosotros mismos
Gana riqueza y posición, si es posible, con gracia; pero si no, gánalos como sea.
Las historias están más llenas de ejemplos de perros fieles que de amigos fieles.
Salud consiste solo con moderación.
En los modos de la fe deja desgarbados fanáticos lucha, Su no pueden estar equivocados cuya vida está en la derecha.