Más vale un minuto de vida franca y sincera que cien años de hipocresía.
Para destruir las malas prácticas, la ley es mucho menos útil que los esfuerzos individuales.
El arte de un príncipe consiste en hacer el bien personalmente y el mal por segunda mano.
El nombre propio es el que marca la individualidad; el apellido, las relaciones sociales.
La síntesis espiritual de un pais es su arte.
El hombre es el más misterioso y el más desconcertante de los objetos descubiertos por la ciencia.
Quien vive con más desahogo no es el que tiene más, sino el que administra bien lo mucho o poco que tiene.
El horizonte está en los ojos y no en la realidad.
La sinceridad no obliga a decirlo todo, sino a lo que se diga sea lo que se piense.
Grande es siempre el amor maternal, pero torna en sublime cuando se mezcla con la admiración por el hijo amado.
La mujer tiene un solo camino para superar en méritos al hombre: ser cada día más mujer.
El carácter humano es como una balanza: en un platillo está la mesura, y en el otro la audacia. El mesurado tímido y el audaz indiscreto son balanzas con un brazo, trastos inútiles.
El hombre no debe seguir ciegamente un derrotero fijo.
Las verdades de los hombres tienen que ser como piedras y los cargos que ejercen, como cántaros: pase lo que pase debe romperse el cántaro.
Nuestra fuerza esta en nuestro ideal con nuestra pobreza, no en la riqueza sin ideales.
La furia con que el mundo actual busca el placer prueba que carece de él.
Lo más permanente en un país es el espíritu del territorio.
La conciencia es como un vaso, si no está limpio ensuciará todo lo que se eche en él
En presencia de la ruina espiritual de España hay que ponerse una piedra en el sitio donde está el corazón y hay que arrojar aunque sea un millón de españoles a los lobos, si no queremos arrojarnos to...
Lo que más me gusta en sus cartas es que me traen recuerdos e ideas de un buen amigo como usted, con quien me hallo casi de acuerdo, sin que ninguno de los dos hayamos pretendido estar acordes. Lo est...