Casi no he tocado el barro y soy de barro.
Dirán que andas por un camino equivocado, si andas por tu camino.
La has llamado con los mejores nombres y aún no la quieres. Es que aun te falta llamarla con los peores nombres para quererla.
Han dejado de engañarte, no de quererte. Y te parece que han dejado de quererte.
Todo es como los ríos, obra de las pendientes.
Sabes tanto de mí y no me comprendes. Saber no es comprender. Podríamos saberlo todo y no comprender nada.
Sí, ya he oído todo. Ahora solo me falta callarme.
Mis ojos, por haber sido puentes, son abismos.
Quien perdona todo ha debido perdonarse todo.
Nadie te ha dado nada por nada si nadie te ha dado el corazón, porque solo el corazón se da por nada.
Nadie entiende que lo has dado todo. Debes dar más.
Y si crees que eres como cualquier ser, como cualquier cosa, eres todos los seres, todas las cosas. Eres el universo.
No hallé como quien ser, en ninguno. Y me quedé, así: como ninguno.
Si yo te diera la vida, ¿qué podría darte?.
El hombre vive midiendo, y no es medida de nada. Ni de sí mismo.
La razón se pierde razonando.
Si el hombre tuviese alas, bajaría más.
El dolor no nos sigue: camina adelante.
La primavera del espíritu florece en invierno.
Creo que nos habitamos unos a otros, pero no habitados. Porque no podríamos habitarnos unos a otros, habitados.