Frases de AzorÃn

Entre todas las alegrÃas, la absurda es la más alegre; es la alegrÃa de los niños, de los labriegos y de los salvajes; es decir, de todos aquellos seres que están más cerca de la naturaleza que ...
Lo contrario de la hipérbole es el trabajo: exactitud, reflexión, precisión. Es difÃcil hacer del idioma un instrumento exacto y dúctil; y es fácil salir del paso con un superlativo que no dice ...

El viejo es un enfermo sano.

Los hombres de acción, si tuvieran sensibilidad, no serÃan hombres de acción. No podrÃan hacer nada. La sensibilidad es el disolvente de la acción.

Las lecturas que se hacen para saber no son, en realidad, lecturas. Las buenas, las fecundas, las placenteras son las que se hacen sin pensar que vamos a instruirnos.

Si lo pensamos, veremos que muchos de los disgustos que nos sobrevienen lo son por palabras innecesarias.

No hay pueblo español, chico o grande, que no encierre una enseñanza.

El cine tiene que producir sosiego.

Sin los escritores, aun los actos más laudables son de un dÃa.

La vejez es la pérdida de la curiosidad.

La sensibilidad levanta una barrera que no puede salvar la inteligencia.

¿Qué serÃa un escritor sin esa traba que le obliga a sutiles vueltas y revueltas para decir lo que no se puede decir? La técnica literaria sale ganando.

Lo que más ávidamente amamos: lo pintoresco y lo imprevisto.

¿Y es que saben muchos de los que atacan el motivo por el que atacan? Unas palabras cordiales, un simple apretón de manos, disiparÃan en el enfurruñado su encono.

No hay más realidad que la imagen ni más vida que la conciencia

Adviértase que no trato de pergeñar una biografÃa. No tengo preparación para el caso. Si la tuviera, no la escribirÃa tampoco.

Yo amo a Yecla, este buen pueblo de labriegos... Los veo amar, amar la tierra. Y tienen una fe enorme, la fe de los antiguos mÃsticos... Esta es la vieja España, legendaria, heroica...