¡Alegría!. Todo se olvida. Es el amor.
Que mi reino no sea la soledad del héroe pensativo, sino tu fortaleza amurallada.
Tal vez naciste para ser motivo de estos versos y no sustancia mía, fuego de mis palabras, no madera de aquellos bosques donde tantas veces, hijos del alba, nos perdimos.
Tú, tan flor, tan luz de primavera, dime, dime que no es mentira este milagro, la multiplicación de mi alegría, los panes y los peces de tu pecho.
He tratado de buscar el sentido de estas dos palabras, comunicación y compromiso, porque lo creo fundamental para el esclarecimiento de la situación.
Muchas veces me pregunto qué hacíamos tú y yo antes de querernos.
Somos dos niños que a la vida echaron. Muchacha -niña-, empieza a caminar.
Parecía que tus palabras me arrastraban, era todo tan nuestro de verdad, tan bello de verdad, tan sencillo.
Pero hoy, que hemos crecido tanto, vamos, dame la mano y todo volverá.
Y yo, ciego y mortal, hacia tu carne, hacia las soledades de tu pecho pongo mi corazón y escucho.
Existen cosas inolvidables: esos ojos tuyos, aquella guerra triste, el tiempo en que vendrán los pájaros, los niños.
Pero ante todo piensa en esta patria, en estos hijos que serán un día nuestros: el niño labrador, el niño estudiante, los niños ciegos.
La vida trae a veces brisa ligera, palabras que solo son palabras, íntimos coloquios de enamorados bajo los olivos.
Tu cuerpo inolvidable se precipitará hacia mi recuerdo.
Voy a ti en silencio como un rayo de luz.
Dame la mano, dime si he de morir, si voy a ser eterno, déjame repartirte como un pan por mis brazos.
En poesía, lo esencial no es solo lo que se dice, sino el cómo se dice. En la vida, lo esencial no es ni lo uno ni lo otro, sino nuestros actos.
El poeta escribe para expresarse, es decir, para afirmarse a sus ojos analizando sus propios sentimientos, sin ocuparse con exceso de las reacciones de los auditores eventuales.
Ser hombre significa desde ahora ser guerrillero de la libertad.
No sé qué hacer, dónde buscar mis palabras más verdaderas, cómo decirte que llevo en la mirada reflejado tu pecho, y los brazos me caen, como en derribo, al verte aquí, a mi lado, morena, lejos ...