Dios nos concede cada día una página de vida nueva en el libro del tiempo. Lo que ponemos en ella, corre por nuestra cuenta.
Recuerda siempre: cada día nace un nuevo amanecer.
El ambiente limpio no es el que más se limpia, sino el que menos se ensucia.
No reclame las sombras, haga luz.
No exijas de los otros cualidades que aún no posees.
Los sueños no mueren, sólo se adormecen en el alma de la gente.
La mejora de todo y para todos comienza en la mejora de cada uno.
La piedra colocada con disciplina es el agente que te asegura la firmeza en la construcción.
La serenidad y el aprecio hacia los enemigos son los mejores antídotos para que las preocupaciones con ellos no nos destruyan.
¿La tarea parece fracasar? Sigue adelante trabajando, que muchas veces es necesario sufrir, con fin de que Dios nos atienda en la renovación.
La Tierra es una embarcación cósmica de vastas proporciones y no podemos olvidar que el Señor permanece vigilante en el timón.
Toda migaja de amor está registrada en la Ley, en favor de quien la emite.
La victoria en la lucha del bien contra el mal, siempre cabrá al servidor que sabe perseverar con la Ley Divina hasta el fin.
Acentuemos, en la propia vida, la disposición de aprender y auxiliar.
Ayudar a conversar. Una buena palabra siempre ayuda.
Yo permito a todos a ser como quieran, y a mí a como debo ser.
Que no pierdas el equilibrio, aun sabiendo que innumerables fuerzas quieren que caigas.
Y guardamos la certeza por las propias dificultades ya superadas, que no hay mal que dure para siempre.
Me siento triste cuando alguien me ofende, pero seguramente, me quedaría más triste si fuera yo el ofensor.
Deja alguna señal de alegría por donde pases.