Frases de Clarice Lispector

Es casi imposible evitar que el exceso de amor haga que uno actué como tonto. Solo el tonto puede amar demasiado.

Yo soy como me ves.
Yo puedo ser tan ligera como una brisa o fuerte como un vendaval,
Depende de cuándo y cómo me ven pasar.
Nací en Ucrania, pero ya en fuga. Mis padres pararon en una aldea que ni aparece en el mapa, llamada Tchetchelnik, para que yo naciera, y se vinieron al Brasil, adonde llegué con dos meses. De maner...

Entonces, antes de entender, mi corazón se puso blanco como se ponen los cabellos.

Si recibo un regalo dado con cariño por una persona que no me gusta, ¿Cómo se llama lo que siento?

¿Y aquellos padres que llamaron a sus hijos Brasil, Argentina, Colombia, Bélgica y Francia? Por lo menos, usted escapó de ser un país.

Yo le dije que sí, que la cintura tiene que verse apretada. Pero estaba atónita. Atónita en mi vestido nuevo.

Comprende la vida porque no es suficientemente inteligente para no comprender.
Por la lentitud y el tamaño, era una cucaracha muy vieja. En mi arcaico horror por las cucarachas aprendí a adivinar, aún a la distancia, sus edades y peligros; incluso sin haber encarado nunca rea...

Nada existe que escape a la transfiguración.

En realidad no sé escribir cartas de viajes, en realidad siquiera sé viajar.

Más allá de la oreja existe un sonido, la extremidad de la mirada un aspecto, las puntas de los dedos un objeto: es allí a donde voy.

Y de repente el mar: la rabiosa rebeldía del Atlántico henchía sus oídos.

Y estaban los dientes, también: casi se podían contar millares de dientes dentro de la raya de la boca, y cada pedacito menor que el otro, y más blanco.

Y terminé siendo mi nombre. Es suficiente ver en el cuero de mis valijas las iniciales G.H., heme ahí. De los otros tampoco exigía más que la primera cobertura de las iniciales de los nombres.

Elegir la propia máscara es el primer gesto voluntario humano. Y es solitario.

No se equivoquen: la sencillez solo se logra a través del trabajo duro.

La vida es igual en todas partes, lo que se necesita es gente que sea gente.

¡Quién sabe a qué oscuridad de amor puede llegar el cariño!

¿Donde estuviste de noche? Nadie lo sabe. No intentes responder, por amor de Dios. No quiero saber la respuesta. Adiós.