Cuanto más conozco a la gente más quiero a mi perro.
Cuando estoy entre locos me hago el loco.
Un hombre debe vivir cerca de sus superiores como cerca del fuego: ni tan cerca que se queme ni tan lejos que se hiele.
El insulto deshonra a quien lo infiere, no a quien lo recibe.
Es preferible consolarse que ahorcarse.
El elogio en boca propia desagrada a cualquiera.
¡No es la jaula ajustada a la fiera!
Otros perros solo muerden a sus enemigos, mientras que yo también muerdo a mis amigos con el fin de salvarlos.
¿De qué sirve un filósofo que no herir los sentimientos de nadie?
Gente mucha, personas pocas.
La modestia es el color de la virtud.
El único medio de conservar el hombre su libertad es estar siempre dispuesto a morir por ella.
Ojalá que todos los árboles trajesen este fruto.