Frases de Elias Canetti ( 2 )
Todas las visiones pesimistas en la historia de los hombres nada tienen que hacer frente a la realidad. Ninguna de las antiguas religiones puede satisfacernos, todas ellas nacieron en periodos idílic...
Uno debe terminar antes de haber dicho todo. Algunos lo han dicho todo antes de empezar.
Tantos hombres en la cabeza y todo lo que han dicho. Y, sin embargo, uno mismo tiene que encontrarlo otra vez y decirlo.
Nubes en lugar de ideas. Se forman sobre las cabezas de los pensadores, el viento se las lleva y se derraman sobre zonas áridas de ideas.
En el amor es donde menos existe la piedad: en el amor cuenta siempre lo más pequeño,lo insignificante: esa precisión minuciosa le otorga su ser. Nada se olvida. Si uno dice: quiero todo, hay que e...
Lo que más aprecio en un verdadero escritor es aquello que omite por orgullo.
¡cabrones!, ¿queréis vivir eternamente?: ¡sí!.
No existe ningún dolor imposible, lo único infinito es el dolor.
Amor: una serpiente con dos cabezas que se vigilan sin cesar.
Porque podría ser que algunos historiadores quisieran conservar aquello que los poderosos han destruido.
Cuando adviertas que alguien no te quiso bien, investiga primero qué fue lo que lo disgustó en ti. Puede que tuviera razón.
Que uno espere sobrevivir a todos es el pecado capital.
Una ofensa tiene valor exactamente en la medida en que te obliga a reflexionar.
¡Qué apocado ha de ser el que no soporta el dolor del otro!
Cada vez que se observa un animal de cerca, te sientes como si un ser humano que se sienta dentro estaban burlando de ti.
Los pensamientos más profundos de los filósofos tienen algo goteo sobre ellos. Muchas desaparece para que algo aparezca de repente en la palma de la mano.
La gente le encanta como autorreconocimiento lo odian como una acusación.
No hay tal cosa como un lenguaje feo. Hoy he oído todas las lenguas como si fuera el único, y cuando me entero de que se está muriendo, que me agobia, como si se tratara de la muerte de la tierra.
La muerte aceptada con resignación no es ningún honor.
Alguien que siempre tiene que mentir descubre que cada una de sus mentiras es cierto.