Los hombres insignificantes necesitan grandes tumbas, a los hombres grandes les bastan las pequeñas.
La censura ha perdido a todos aquelllos a quien quiso servir.
La verdadera felicidad cuesta poco; si es cara, no es de buena clase.
Los hombres serán siempre lo que quieran las mujeres.
La ausencia de la patria produce la tristeza más dulce del corazón.
El sueño devora la existencia: es lo que tiene de bueno.
La verdadera filosofía es la independencia del espíritu humano.
Talleyrand y Fouché, el Vicio apoyado en la Traición
La alegría de los hombres es una llama de leños de tristeza. Brota la llama, pero los leños están allí, y cuando se apaga la llama, quedan los leños, o el carbón o la ceniza, que es resto de lo...
Una sola palabra basta para destruir la dicha de los hombres.
El tiempo no se detiene para admirar la gloria; se sirve de ella y sigue adelante.
No hay nada en la vida tan bello, tan grato y tan grande como las cosas misteriosas.
La tristeza ocupa siempre lo interior de las alegrías del hombre.
No creo que el arte de citar esté al alcance de todos esos espíritus pequeños que, no encontrando nada en sí mismos, todo lo tiene que tomar de otros.
El amor se goza en la abnegación y el sacrificio.
Dios se sirve regularmente del infortunio como de un estribo para levantarnos.
La vejez es, como la maternidad, una especie de sacerdocio.
¿Qué es el amor? Es la locura de la amistad.
Las lágrimas son las madres de la virtudes.
Para borrar nuestras faltas a los ojos de los hombres son precisos torrentes de sangre; pero ante Dios una sola lágrima basta.