Si queréis formar juicio acerca de un hombre, observad quienes son sus amigos.
La franqueza en las mujeres, es casi siempre una inconsecuencia.
Jamás es perdido el bien que se hace.
El verdadero valor consiste en prever todos los peligros y despreciarlos cuando llegan a hacerse inevitables.
La ambición está más descontenta de lo que no tiene que satisfecha de lo que tiene.
El sufrimiento depende no tanto de lo que se padece cuanto de nuestra imaginación, que aumenta nuestros males.
El amor lo toma todo, y todo lo da.
El hombre se mueve. Dios le guía.
Ningún poder humano puede jamás violentar el sagrario impenetrable de la libertad del corazón.
El verdadero medio de ganar mucho consiste en no querer nunca ganar demasiado.
Si a cambio de mi amor a la lectura viera a mis pies los tronos del mundo, rehusaría el cambio.
Los más insolentes en la prosperidad son en la adversidad los más débiles y cobardes; doblan la cerviz en faltándoles la autoridad, y se les ve tan abatidos como se les conoció soberbios; en un moment...
Las almas bellas son las únicas que saben todo lo que hay de grande en la bondad.
La fuerza no puede jamás persuadir a los hombres; solo logra hacerlos hipócritas.
La guerra es un mal que deshonra al género humano.
El poder sin límites, es un frenesí que arruina su propia autoridad.
Huye de los elogios pero trata de merecerlos.
Así como la demasiada autoridad corrompe a los reyes, así el lujo emponzoña toda una nación.
La muerte solo será triste para los que no han pensado en ella.
No podemos ver a la virtud sin amarla, ni amarla sin ser felices.