Frases de Giovanni Papini

Si es cierto que en cada amigo hay un enemigo potencial. ¿por qué no puede ser que cada enemigo oculte un amigo que espera su hora?.

El amor es como el fuego, que si no se comunica se apaga.
Las armas son instrumentos para matar y los Gobiernos permiten que la gente las fabrique y las compre, sabiendo perfectamente que un revólver no puede usarse en modo alguno más que para matar a algu...

Todo hombre paga su grandeza con muchas pequeñeces, su victoria con muchas derrotas,su riqueza con múltiples quiebras.

El dinero, que ha hecho morir a tantos cuerpos, hace morir todos los días a miles de almas.
La civilización moderna, que ha destruido poco a poco los adelantos de la fantasmagoría trascendental, ha comenzado a practicar sin darse cuenta la egolatría. El deporte es la adoración del cuerpo...

Quiero saberlo todo. Y siempre me encuentro como antes, triste como la vida y resignado como la sabiduría.

Una salud demasiado espléndida es inquietante, pues su vecina, la enfermedad, está presta siempre a abatirla.

Todo hombre no vive más que por lo que espera.

La ira es como el fuego; no se puede apagar sino al primer chispazo. Después es tarde.

Los hombres se destruyen con el hierro y se compran con el oro.

Los amigos no son más que enemigos con los que hemos establecido un armisticio, no siempre lealmente observado.

En todos los grandes hombres de ciencia existe el soplo de la fantasía

Amar puede consistir en las palabras que hacen sangre, en el reproche, en la represión; lo que importa es la pureza de la intención

No hay señal más segura de ánimo pequeño que el estar contento de todo

El amor no es capaz de ver los lados malos de un ser; el odio no es capaz de ver los lados buenos.

Cuando el género humano es herido por una grave locura colectiva, por el hecho de ser común y universal no es advertida ni recibida como locura

El dinero es el estiércol del diablo

Quien no ha deseado por lo menos una vez en su vida ser un santo, es, todo lo más, una bestia.

Todos nos consolamos pensando que este presente no es más que un prefacio de la bella novela del porvenir