Nada hay tan lastimoso como una coqueta vieja
En chanza se prueba la buena educación. El hombre culto la emplea con amenidad, ligereza y gracia. El majadero no usa en ella sino groserías que se graban el corazón como injurias
La envidia es una sombra que oscurece el semblante y entristece el espíritu
La voz de la envidia es el pregón de la inferioridad del envidioso
La fidelidad y la gratitud son dos flores raras que se encuentran difícilmente. Solo Dios se encarga de su cultivo; los jardineros no logran generalmente producir más que una falsificación de ellas...
Para trepar sobre una roca, el reptil se arrastra; el león da un salto. Para llegar al poder, el hombre reptil comienza por humillarse; el hombre león comienza por ser altivo
El valor no consiste en la bilis, ni en la sangre; consiste en la dignidad
Nada hay tan importante como el acento de la verdad
¡Una burbuja de jabón!... ¡He aquí la vida de la felicidad!
Los hombres que a todo sacan su valentía son como esa gente que tiene mala voz y que anda siempre cantando
La buena educación es la mitad del camino en cualquier negocio
El que grita estando colérico es tan patán como el que ríe a carcajadas
El que comete un exceso, ebrio de vino, tiene el recurso de disculparse con el vino; pero quien lo comete ebrio de cólera, no tiene más recurso que la humillación
La envidia es un buitre que se alimenta de sus propias entrañas
El poder es duro oficio, pero para algunos es el único
La coquetería no excluye la virtud, así como el exterior grave y solemne no excluye el vicio
La diatriba es el pus de una úlcera del alma
Las mujeres son como los niños; solo lloran por sus caídas, cuando las ven
El corazón que despierta tarde cree que despierta a tiempo, y por eso las mujeres que aman de viejas, aman como jóvenes
La mujer siempre halla motivo para llamarse desgraciada