La envidia no tiene nunca ni la franqueza de la risa, ni el arrebato de la cólera; no tiene más que sonrisas frías y lágrimas ocultas
En una persona desaseada, hasta los pensamientos tienen mal olor
Los amigos íntimos son los que están más próximos a tornarse enemigos acérrimos
La caballerosidad en amores es un ayuno siempre expuesto a quebrantarse
Creer uno que sabe Historia porque la conoce en los compendios, es querer formarse idea de la grandeza del mar, al comer una ostra
La franqueza áspera produce las más de las veces odio; pero la lisonja produce desprecio siempre
La envidia es el cáncer del talento. No tener envidia es un privilegio de salud que debe agradecerse a los dioses más que la salud física
La embriaguez de la cólera es más vergonzosa que la embriaguez del vino
¡Pílades y Orestes! Vuestra amistad, como los amores de los dioses, pertenece a la fábula
El celo, hijo de la desconfianza, es hermano de la credulidad
La inocencia no tiene edad
El poder tiene espinas, pero para algunos gobernantes es sabroso, con todo y ellas, como las sardinas
La insolencia es el escudo de la desvergüenza y la fortaleza de la cobardía
Nada hay tan vacío como un cerebro lleno de sí mismo
El matrimonio es como la moda; todo el mundo habla mal de ella, pero todo el mundo la acepta para sí y su familia
El amor y el celo nacen en el mismo huevo como Cástor y Pólux
El hígado es la víctima de la envidia. No pocas veces lo es también el corazón
De todos modos, la religión, bien podría decirse, las religiones, se han apresurado en todo tiempo a dirigir los instintos y movimientos humanos, causados o no por las estaciones, y a enderazarlos p...
Confesar el mérito de otro es probar que uno lo tiene. Negarlo injustamente, prueba que no pudiendo uno elevarse, pugna por poner a todo el mundo a su nivel
El pueblo de México, cansado ya de los abusos del clero y de las traiciones de los conservadores, se reunió en una gran multitud frente al palacio nacional, y por aclamación multitudinaria y por or...