Todo comienzo tiene su encanto.
Si la juventud es un defecto, uno se corrige muy pronto de él.
El sentimentalismo de los ingleses es humorístico y tierno, el de los franceses, popular y llorón, el de los alemanes, ingenuo y realista.
Si se libera el espíritu humano de alguna hipótesis que lo limite innecesariamente, que lo obligue a ver las cosas bajo una luz falsa o a medias, a combinar erróneamente, a fantasear en vez de cont...
La dicha más hermosa del hombre que piensa es haber escrutado lo escrutable y venerar serenamente lo inescrutable.
Entre todos los pueblos, fueron los griegos quienes más bellamente soñaron el sueño de la vida.
Pensemos en la grandeza de los antiguos, sobre todo de la escuela socrática, y en cómo ésta pone ante nuestros ojos la fuente y el hilo conductor de toda vida y toda actividad, y estimula no a una ...
Un hombre de noble corazón irá muy lejos, guiado por la palabra gentil de una mujer.
No nos preguntamos qué derecho a gobernar tenemos: gobernamos. No nos preocupa saber si el pueblo tiene algún derecho al derrocarnos: procuramos tan solo que no se sienta tentado a hacerlo.
No basta saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también hacer.
Amigo mío, todas las teorías son grises; solamente está lozano el árbol dorado de la vida.
Buscad dentro de vosotros y lo encontraréis todo, y alegraos de que allá fuera, o como queráis llamarlo, haya una naturaleza que diga sí y amén a todo cuanto habéis hallado en vosotros.
¡qué beneficioso seria para la vida que nos percatásemos y enterásemos a tiempo de que nunca estaremos en mejores términos con nuestra amada que si elogiamos a nuestro rival!. Su corazón se llen...
El ajedrez es prueba de inteligencia.
De vez en cuando me encuentro con un joven en el que no desearia ver nada cambiado ni mejorado; solo me preocupa que haya tantos perfectamente dispuestos a nadar con la corriente de su época...
Aquel que encuentra la paz en su hogar, ya sea rey o aldeano, es de todos los seres humanos el más feliz.
Las hipótesis son andamios que se colocan ante el edificio y se quitan al término de las obras. Son imprescindibles para el albañil, que sin embargo no debe tomar el andamio por el edificio.
Un hombre y una mujer verdaderamente enamorados es el único espectáculo de este mundo digno de ofrecer a los dioses.
Nada revela tan a las claras el carácter de los hombres como aquello que encuentran ridículo.
Esa rápida alternancia de broma y seriedad, de interés e indiferencia, de pesar y alegría parece ser un rasgo típico del carácter irlandés.