No mendigues jamás calor y abrigo, que la lástima no llegue hasta tu puerta, el afecto prestado es el castigo que la vida por fácil siempre oferta.
Cuando el hombre se planta y canta fuerte pa que sientan los sordos si es preciso, se hacen polvo las piedras en la frente y se enciende la sangre del sumiso.