Hay que presentarse ante los enemigos y ponerles buena cara; si no, creen que se les teme y eso les hace intrépidos.
En la guerra, como en política, cualquier mal, aunque no infrinja las normas, solo es excusable cuando es absolutamente necesario: todo lo que está más allá es crimen.
Una guerra entre europeos es una guerra civil.
Con audacia se pude intentar todo, mas no se puede conseguir todo.
Sin justicia, solo hay divisiones, víctimas y opresores.
Los ingleses de primer rango tenían orgullo, por desgracia los nuestros solo tenían vanidad; ahí reside la gran diferencia que caracteriza a los dos pueblos.
El paraíso es un lugar central al que las almas de todos los hombres llegan por caminos diferentes; cada secta tiene su ruta particular.
Ningún pueblo ha tenido tantos reyes asesinados como Francia; ciertamente, no es un país fácil de gobernar.
En la victoria lo merecemos, en la derrota lo necesitamos.
Las bases indispensables de la sociedad son el ocio y el lujo.
El ejemplo de Estados Unidos es absurdo; si los Estados Unidos estuvieran en el centro de Europa, no resistirían más de dos años a la presión de las monarquías.
Es necesario sembrar para el futuro.
El primer bien de las naciones reside en su independencia y en su existencia política.
Obligar a los ricos a pagar impuestos es una necesidad de guerra, pero obligar también a los pobres es una infamia.
Un hombre sin valor ni bravura es una cosa.
Francia solo admira lo imposible.
Una retirada a tiempo es una victoria.
No se gobierna con metafisica, sino con los resultados de la experiencia de siglos.
No soy ni mucho menos ateo, pero no puedo creer todo lo que me dicen en contra de mi razón sin ser falso e hipócrita.
La religión es el reposo del alma, la esperanza. Es el bote salvavidas de los infelices.