Frases de Nélson Rodrigues

Cualquier individuo es más importante que la Vía Láctea.

A toda mujer le gusta ser pegada.

La fidelidad debería ser facultativa.

El gran abucheo es mil veces más fuerte, más poderoso, más noble que la gran apoteosis. Los admiradores corrompen.
Llegó a las redacciones la noticia de mi muerte. Y los buenos compañeros intentaran redactar la noticia. Si es verdad lo que de mí dijeron las necrológicas, con la generosa abundancia de todas las...

Hasta 1919, la mujer que iba al ginecólogo se sentía, ella misma, una adúltera.

El oyente solo es respetuoso cuando no está entendiendo nada.
En la mujer interesante, la belleza es secundaria, irrelevante y así mismo, indeseable. La belleza interesa en los primeros quince días; y muere enseguida, en un insoportable aburrimiento visual. Se...

El bar es resonante como una concha marina. Todas las voces brasileñas pasan por allí.

El 'buen hombre' es un cadáver mal informado.

La compañía de un paulista es la peor forma de soledad.

En nuestro siglo, el 'gran hombre' puede ser, al mismo tiempo, una buen imbécil.

Toda la unanimidad es tonta.
Se debe leer poco y releer mucho. Hay unos pocos libros totales, tres o cuatro, que nos salvan o que nos pierden. Y, sin embargo, el lector se desgasta, se desvanece en miles de libros más áridos de...

La más tonta de las virtudes es la edad. ¿Qué significa tener quince, diecisiete, dieciocho o veinte años? Hay capullos, hay imbéciles, hay santos, hay genios de todas las edades.

Toda mujer bella lleva en sí, como una lesión del alma, el resentimiento. Es una resentida contra si misma.

Hay en la azafata la nostalgia de quien va a morir pronto. Fíjense en cómo ve las cosas con la dulzura de una última mirada.

El joven tiene todos los defectos del adulto y uno más: el de la inmadurez.

El brasileño no está preparado para ser 'el más grande del mundo' en cosa alguna. Ser 'el más grande del mundo' en cualquier cosa, aunque sea en escupido en distancia, implica una grave, pesada y ...

Nosotros, de la prensa, somos unos criminales del adjetivo. Con la más eufórica de las irresponsabilidades les llamamos 'ilustre', 'insigne', 'formidable' a cualquier don nadie.