Una palabra serena a un hombre sensato vale más que un año de súplicas a un tonto.
¿Y que es lo que vendeis? -pregunto Rob a los judíos- Pues un poco de esto y un poco de aquello. Rob quedo encantado con la respuesta.
Lo que me atormenta es mi propia ignorancia y mi incapacidad. En Ispahán aprenderé a ayudar a aquellos por los que ahora no puedo hacer nada.
En las comunidades judías siempre hay un extranjero. Y el año venidero el anfitrión será el huésped.