Los animales desconocen la envidia, los hombres la sinceridad.
Como mi corazón de llama, agitado en la noche, brillante y sin sosiego…
Admiro la belleza del mundo… la alegría profunda de las cosas, y el profundo dolor…
El mundo no envejece, se renueva, se hace más puro, más ágil y sincero, y el porvenir es siempre joven.
Porque todo en el mundo es bello eternamente, y cada instante tiene su inefable emoción.
Toda la primavera canta en mi corazón.
La brisa viene fresca y perfumada, no sé qué pasa en mí, la noche tiene para mi corazón todas las lágrimas, y yo siento un vacío sobre el pecho y una paz infinita sobre el alma.
Siento con la armonía de la tierra que gira y en el azul del cielo con la constelación.
Una estrella anhelante que se inflama, un resplandor que deja de luz ciego al que intenta mirar!.
Voy sobre los abismos, bajo el cielo, en Pegaso volando, atento al ritmo de mi música interna.
Dolor paciente que dolor no deja...¡La mayor pena es la que no se sabe!.
Yo amo los cantos que llevan dentro aire, agua, tierra y fuego, los cantos que son claros, ligeros y diáfanos, vivientes como mundos lanzados al azul, con algo de magia y de prodigio, cual pompas de ...
Allí donde el silencio se rompió las musas danzaron.
Íntimamente se han abierto todas mis amarguras y mis esperanzas, como las flores que a la brisa pura esparcen bajo el cielo su fragancia.
Vosotros sois los mejores poemas.
Un sol eterno y puro me alumbra noche y día… ¡Porque en mi corazón está el amor!.
Aquello que es profundo ama el silencio de los signos.
Y si sueño acaso es porque el sueño es realidad y la vida la sombra de mi paso sobre la eternidad.