Las almas más grandes son tan capaces de los mayores vicios como de las mayores virtudes.
Pienso, luego existo.
Eso de haber de abismarse en la incertidumbre y desesperar de la verdad, es un triste y miserable refugio contra el error.
Dicen que el mono es tan inteligente que no habla para que no lo hagan trabajar.
Daría todo lo que sé, por la mitad de lo que ignoro.
La razón o el juicio es la única cosa que nos hace hombres y nos distingue de los animales.
Para mejorar nuestro conocimiento debemos aprender menos y contemplar más.
Leer un libro enseña más que hablar con su autor, porque el autor, en el libro, solo ha puesto sus mejores pensamientos.
Abrigamos una multitud de prejuicios si no nos decidimos a dudar, alguna vez, de todas las cosas en que encontremos la menor sospecha de incertidumbre.
El bien que hemos hecho nos da una satisfacción interior, que es la más dulce de todas las pasiones.
No basta tener buen ingenio; lo principal es aplicarlo bien.
La matemática es la ciencia del orden y la medida, de bellas cadenas de razonamientos, todos sencillos y fáciles.
El que emplea demasiado tiempo en viajar acaba por tornarse extranjero en su propio país.
Cogito, ergo sum. (Pienso, luego existo).
Despréndete de todas las impresiones de los sentidos y de la imaginación, y no te fíes sino de la razón.
En cuanto a la lógica, sus silogismos más bien sirven para explicar a otros las cosas ya sabidas, que para aprender.
Lo poco que he aprendido carece de valor, comparado con lo que ignoro y no desespero en aprender.
El buen sentido es el que mejor está repartido entre todo el mundo.
Primero pienso, luego existo
Yo pienso, por lo tanto yo soy