Frases de René Descartes

Es prudente no fiarse por entero de quienes nos han engañado una vez.

A menudo es preferible una falsa alegría a una tristeza cuya causa es verdadera.

Con frecuencia una alegría improvisada vale más que una tristeza cuya causa es verdadera.

Cuando alguien me ha ofendido trato de elevar mi alma muy alto para que la ofensa no la alcance.

No hay alma, por poco noble que sea, que permanezca tan aferrada a los objetos de los sentidos que, a veces, no se aparte de ellos para desear un bien mayor.
La primera máxima de todo ciudadano ha de ser la de obedecer las leyes y costumbres de su país, y en todas las demás cosas gobernarse según las opiniones más moderadas y más alejadas del exceso.

Apenas hay algo dicho por uno cuyo opuesto no sea afirmado.

No hay nada repartido de modo más equitativo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente.

Sería absurdo que nosotros, que somos finitos, tratásemos de determinar las cosas infinitas.

¡Mi único deseo es conocer el mundo y las comedias que en él se representan!.

Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás.

Solo dos cosas contribuyen a avanzar; ir más aprisa que los demás, y seguir el buen camino.

Para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas.

La filosofía es la que nos distingue de los salvajes y bárbaros; las naciones son tanto más civilizadas y cultas cuanto mejor filosofan sus hombres.

Si no está en nuestro poder el discernir las mejores opiniones, debemos seguir las más probables.

Divide las dificultades que examines en tantas partes como sea posible, para su mejor solución.

Los más generosos acostumbran a ser los más humildes.

El mayor bien que puede existir en un estado es el de tener verdaderos filósofos.

Los malos libros provocan malas costumbres y las malas costumbres provocan buenos libros.

La multitud de leyes frecuentemente presta excusas a los vicios.