El enamorado celoso soporta mejor la enfermedad de su amante que su libertad.
...para mí la vida no comenzó hasta el día en que te vi.
Muy frecuentemente las lágrimas son la última sonrisa del amor.
El amor es como la fiebre: nace y se extingue sin que la voluntad tome en ello la menor parte.
Un hijo es un acreedor dado por la naturaleza.
La diferencia engendra odio.
Para un amante ya no hay amigos.
Nadie puede en su vida escapar a una deplorable crisis de entusiasmo.
El pudor tiene la desventaja de que habitúa a mentir.
Para conocer al hombre basta estudiarse a sí mismo; para conocer a los hombres se precisa vivir en medio de ellos.
Las religiones son fundadas en el miedo de muchos y en la vivacidad de pocos.
Tener el carácter firme es tener una larga y sólida experiencia de los desengaños y desgracias de la vida.
La diferencia de la infidelidad en los dos sexos es tan real que una mujer apasionada puede perdonar una infidelidad, cosa imposible para un hombre.
Un libro es un espejo que pasea por una gran avenida.
Lo más prudente que acaso hay es hacerse a sí mismo su propio confidente.
Tener firmeza de carácter es haber experimentado el efecto de los demás sobre uno mismo: luego hacen falta los demás.
Una mujer de cuarenta años solo tiene atractivos para aquellos que la amaron en su juventud.
La amistad es una cantina a cuenta de dulzura sobre los rigores de la vida.
Al final de la visita, siempre se acaba por tratar al amante mejor de lo que se quisiera.
Una resolución enérgica cambia en el momento la más extrema desgracia en un estado soportable