Basho ( 2 )
Basho. Encuentra docenas de basho con fotos para copiar y compartir.

Más blanco que las piedras De la montaña rocosa El viento de otoño.

Media noche de escarcha. Para dormir me cubro con la manga del espantapájaros Un día de tranquila alegría.

Ruido de alguien sonándose los dedos. Los ciruelos en su estallido.

Sol de invierno sobre un caballo la silueta helada.

Ante la enredadera en flor Comimos nosotros Que somos simples hombres.

Expuesto a la intemperie y resignado, ¡cómo corta mi cuerpo el frío!.

La campana para de sonar. El eco de las flores perfuma la noche.

Jardín de invierno la luna como un hilo una voz de insecto.

Después del crisantemo A parte el largo nabo Nada.

Fin de año.¡Siempre el mismo sombrero y las mismas sandalias de paja!.

Al frescor me acomodo y duermo.

Antes que corten los juncos del río contempla la luna.

En pleno otoño Mi vecino ¿Cómo vive?.

¿Es primavera?. La colina sin nombre se perdió en la neblina.

Las montañas y el jardín se van adentrando hasta mi habitación en verano.

El sol se levanta Sobre el sendero a la montaña Al perfume de los ciruelos.

Cansado y maltrecho buscando posada ¡Glisinas en flor!.

A la luz de la luna había flores y solo era un campo de algodon.

La luna a todo correr las cimas de los árboles detienen la lluvia.

Ante un florero lleno de azaleas Una mujer Desmenuzando bacalao seco.

Las voces de gente regresan al camino atardecer de otoño.

Para el hombre que se dice cansado de su hijo no hay flores.

Habiendo enfermado en el camino, mis sueños merodean por páramos yermos.

Yendo hacia Kioto cubrían medio cielo nubes de nieve.

En casa del cantero florecen los crisantemos entre las piedras.

En néctar de orquídeas la mariposa perfuma sus alas.

Esta mañana nevada Incluso el caballo Es digno de mirar.

Plenilunio de otoño; paseo en torno al estanque toda la noche.

De la escarcha No olvides jamás El gusto a soledad.

En mi choza todo cuanto puedo ofreceros es que los mosquitos son pequeños.

Las cigarras van a la muerte y su canto nada nos dice.

Este día tan largo. Aún muy corto para el canto de la alondra.

Del extremo de la hierba en cuanto cae alza el vuelo la luciérnaga.

Un cuco llama y entre los densos bambúes veo la luna.

Mirar, admirar hojas verdes, hojas nacientes entre la luz solar.

Se va la primavera quejas de pájaros lágrimas en los ojos de los peces.

Ese camino Solo lo toma El crepúsculo en otoño.

Mariposas que nunca serán llevados por el viento otoñal los tristes gusanos de la mostaza.

Hoy el rocío borrará la divisa de mi sombrero.

Suave brisa. La sombra de la glicina apenas tiembla.